Acelerar el metabolismo no solo sirve para mantener un peso saludable, sino que también aporta un extra de energía, fortalece y mejora el tono de tu piel. Te enseñamos cómo poner el turbo.
Cómo funciona el metabolismo de cada cuerpo es un misterio pero, no te engañes, porque este no solo tiene que ver con la pérdida de peso, sino que es esencialmente la manera en la que descomponemos los nutrientes que recibimos y cómo los convertimos en energía para que la utilice el cuerpo. Por tanto, un metabolismo bueno (rápido) es aquel que consigue que el cuerpo funcione de una manera saludable, aprovechando adecuadamente los alimentos y usándolos para promover la salud general. Y, como consecuencia de su buen funcionamiento se tiene un cuerpo sano, con un peso saludable. “No se trata de hacer dieta, sino de comer mejor. Evita el azúcar, las harinas refinadas y la lactosa, según tu tolerancia. E intenta hacer pequeñas comidas al día para facilitar la digestión. Si haces deporte necesitas macronutrientes (grasa, hidratos y proteínas), micronutrientes (vitaminas, minerales…) y una correcta hidratación”, explica Erika Sanz, creadora de Booty Shape Movement.
Cómo acelerar el metabolismo
Masticar lento
No solo masticar lento es crucial para que tu digestión sea óptima, sino que el estómago tarda 20 minutos en darse cuenta de que estás llena; por lo que si comes muy rápido no se saciarás. “Comer en contacto con tus sensaciones de hambre y saciedad te permite ajustar mejor las cantidades de comida que necesitas en cada momento. Masticar lento, saboreando y degustando, resulta mucho más placentero que el mero hecho de engullir o comer por comer. En
definitiva, te resultará más fácil dejar de comer porque sentirás antes la satisfacción”, explica la nutricionista y psicóloga Itziar Digón.
Ingerir la proteína suficiente
“Ingerir proteínas es sumamente importante porque, además de ser uno de los nutrientes básicos indispensables para la vida (carbohidratos, grasas y proteínas) tienen como función mantener la forma y la estructura de las células y los tejidos”, asegura la experta. Además, el aumento de proteínas también aumenta la masa muscular, contribuyendo a un metabolismo más dinámico; así que opta por proteína animal como carne magra, pescado y huevos, aunque “según las últimas guías alimentarias, queda confirmada la importancia de ingerir más proteínas vegetales en forma de legumbres, frutos secos, quinoa, tofu, seitán, tempeh, amaranto, semillas…”.
Comer alimentos antiinflamatorios
Cuando tienes malestar en el estómago o te sientes hinchada, esa es la forma en la que cuerpo te dice que algo va mal. “Sustancias como el gluten, la proteína de la leche de vaca y, por supuesto, todos los productos procesados favorecen la inflamación intestina, con la consecuente alteración hormonal”, advierte Digón. Apúntate a los alimentos antiinflamatorios como los pescados ricos en ácidos grasos omega 3, especias como la cúrcuma o el jengibre, las legumbres, los frutos secos y la fibra, que favorecen la desinflamación del tejido intestinal y así la salud en general.
Prueba el entrenamiento HIIT
Este tipo de de entrenamiento a intervalos –se combinan burpees, saltos, sentadillas, rodillas altas… es más efectivo que centrarse únicamente en el ejercicio aeróbico constante. Tan solo tienes que alternar ráfagas muy intensas de ejercicio durante 30 segundos o un minuto (si eres capaz de aguantar) con recuperación lenta de un minuto. Este método es tan eficaz que incluso se ha demostrado que el HIIT aumenta el metabolismo hasta ocho horas después del entrenamiento. “Eso sí, para ver resultados debes entrenar, como mínimo, tres veces a la semana”, concluye Erika Sanz.